Votantes de Texas dan inicio a la campaña de elecciones intermedias con primarias que pondrán a prueba qué tan a la derecha se inclinará el Partido Republicano en un estado en donde muchos republicanos ya han expresado su lealtad al expresidente Donald Trump.

El gobernador actual del estado, el republicano Greg Abbott, luce en buena posición para lograr la nominación de su partido para un nuevo periodo. Con más de 50 millones de dólares para iniciar su campaña, Abbott ha afianzado sus posturas en materia de armas, inmigración y aborto.

Las primarias republicanas para el cargo de secretario de justicia estatal, en las que el ocupante actual Ken Paxton busca reelegirse, lucen más reñidas. Tiene varios rivales, entre ellos el comisionado de tierras George P. Bush y el representante federal Louie Gohmert, quienes han prometido devolverle el orden al cargo.

Paxton presentó una fallida demanda para revertir los resultados de las elecciones presidenciales del 2020 y durante años ha enfrentado acusaciones de fraude financiero y una investigación del FBI por señalamientos de corrupción. Ha negado haber cometido ilegalidad alguna.

Los demócratas tienen sus propios problemas después de casi tres décadas de derrotas en el estado. El exrepresentante federal Beto O’Rourke tiene poca competencia para ser el candidato demócrata para gobernador, pero la contienda general en el otoño se perfila cuesta arriba.

Henry Cuellar, que lleva nueve períodos como representante federal por Texas, intenta evitar ser el primer legislador demócrata en perder una primaria este año. Compite contra una candidata más liberal, Jessica Cisneros, y tiene que lidiar con las repercusiones de una reciente revisión de su casa por agentes del FBI. Cuellar ha negado haber cometido ilegalidad alguna.

De cualquier forma, el enfoque en el estado republicano más grande del país estará en qué tanto se inclina el partido hacia la derecha. La evolución es especialmente pronunciada en Texas donde el rápido crecimiento demográfico — más de 4 millones de nuevos habitantes en años recientes — ha despojado a los republicanos de algunos suburbios. Pero el Partido Republicano han amortiguado el efecto de esos cambios al modificar los mapas electorales y al aprobar fuertes restricciones al derecho al voto.