La Secretaría de Relaciones Exteriores de México dijo la semana pasada que el gobierno ha dado más de 77.000 permisos de tránsito sólo a venezolanos este año. La mayoría fue en los últimos tres meses.

En el sur de México, en un recóndito pueblo a más de 300 kilómetros de la frontera con Guatemala, opera un enorme campamento adonde miles de migrantes se preguntan cuál será su destino tras el reciente acuerdo para regular la llegada de venezolanos a Estados Unidos.

El lunes, según el alcalde de San Pedro Tapanatepec, Humberto Parrazales, el número de migrantes se elevaba a unos 14.000, el 75% venezolanos. La AP no pudo confirmar independientemente esta cifra.

El campamento -cinco grandes carpas en las afueras del pueblo con colchonetas, unos baños, agua y unos cuantos ventiladores para el sofocante calor- lleva funcionando desde inicios de agosto como centro de expedición de documentos de tránsito a extranjeros. El Instituto Nacional de Migración lo montó para descongestionar la ciudad de Tapachula, puerta de entrada de la frontera sur.

Hasta la semana pasada, hombres, mujeres y niños esperaban ahí sus permisos durante tres o cuatro días y luego seguían hacia el norte. Ahora, la expedición de esos documentos se ha ralentizado, explicó el alcalde en conversación telefónica, coincidiendo con el anuncio del nuevo plan estadounidense que por un lado otorgará visas temporales para 24.000 venezolanos que entren a Estados Unidos vía aérea y que, por el otro, ya ha comenzado a expulsar de regreso a México a los que lleguen por tierra.