Un estado de Estados Unidos está listo para autorizar a fusilar a los condenados a muerte cuando no se tenga disponible la inyección letal.
El gobernador ya ha expresado su apoyo a la pena de muerte, pero generalmente no comenta sobre la legislación antes de firmarla o vetarla, señala la agencia AP.
Varios estados de Estados Unidos que aplican la pena de muerte tienen graves dificultades para conseguir las sustancias necesarias para una inyección letal, debido a la oposición de los laboratorios farmacéuticos que no quieren ser asociados a la pena capital, reseña la agencia AFP.
Esa opción se eliminó de la legislación en el 2009, después de que la Corte Suprema confirmó la legalidad de un método de inyección letal, que se usaba comúnmente en ese momento.
El promotor del retorno al fusilamiento, el legislador republicano Bruce Skaug, dijo a Idaho News que la ley aprobada “es importante para las víctimas, aquellos asesinados, para sus familias y para el imperio de la ley”.
Skaug sostuvo que en la historia de Estados Unidos hubo 144 ejecuciones mediante pelotones de fusilamiento. “Es seguro y es rápido”, aseveró.
Por lo pronto, el Departamento de Corrección de Idaho estima que costará alrededor de 750.000 dólares construir o modernizar una cámara de la muerte para ejecuciones por pelotones de fusilamiento.
Los estados donde se puede fusilar
En Estados Unidos, solo Mississippi, Utah , Oklahoma y Carolina del Sur cuentan actualmente con leyes que permiten pelotones de fusilamiento si no se dispone de otros métodos de ejecución, según el Centro de Información sobre la Pena de Muerte. La ley de Carolina del Sur está en suspenso a la espera del resultado de una impugnación.
El protocolo de fusilamiento
en Carolina del Sur señala que el pelotón estará formado por tres miembros elegidos entre el personal de la prisión. Se colocarán detrás de un muro, con los fusiles cargados con munición real y apuntando al recluso a través de una abertura en un muro
Desde 1976, dos hombres y una mujer han sido ejecutados por un pelotón de fusilamiento. La última vez ocurrió en el 2010, cuando Ronnie Lee Gardner murió en el estado de Utah.
La organización de derechos civiles ACLU califica el fusilamiento como un método de ejecución “espantoso” y “arcaico”. Agrega que las personas que mueren así “sufren, con toda probabilidad, niveles extremos de dolor y de tortura”.