Un tercio de los ciudadanos de El Salvador y Guatemala quisieran a otros píases, principalmente a Estados Unidos, pero la cifra aumenta a 44% en el caso de los originarios de Honduras, según una reciente ueva investigación del Proyecto de Justicia Mundial.

Este nuevo estudio registra una ligera reducción de personas que desean migrar con respecto al 2021, pero el porcentaje de personas que “ya tienen un plan para” para salir de sus países se ha mantenido estable con un promedio de alrededor del 10%.

El reporte integra “una serie de encuestas de hogares representativas a nivel nacional” en los países del llamado Triángulo Norte de Centroamérica.

El reporte señala que en 2021, el 39% de los originarios de El Salvador querían dejar su país, pero en 2022-2023 la cifra bajó a 29% y con 6% de gente con planes para dejar su país.

En el caso de Guatemala, en 2021 el 25% quería irse, cuatro puntos porcentuales menos que en 2022, pero solamente bajó un punto porcentual la cantidad de gente que ya tenía planes de dejar el país, al pasar de 7 al 6%.

Honduras se mantiene como el país de donde la gente desea irse, ya que el 44% lo expresó así en 2022-2023, mientras el 49% había dicho lo mismo en 2021. Sobre quienes tienen planes para dejar el país, la cifra bajó del 18 al 17%.

Aunque hay distintos motivos para que las personas quieran dejar su país, la mayoría de los encuestados hablan sobre mejores oportunidades, razones familiares y el deseo de vivir en un lugar con menos violencia, corrupción o acoso.

“La gente no suele tomar la decisión de abandonar su país sin razones convincentes, por lo que es imperativo buscar las causas fundamentales que impulsan la migración al considerar las respuestas políticas”, expuso Elizabeth Andersen, directora ejecutiva de World Justice Project.

La encuesta destaca al ser presentada a dos días de que termine el Título 42 en la frontera de Estados Unidos con México, permitiendo la expulsión acelerada de inmigrantes sin permitirles la petición de asilo.

“Estos nuevos datos muestran algunos focos de mejora significativa durante el último año, pero los desafíos del estado de derecho en la región siguen siendo inmensos y son un importante factor impulsor de la migración”, advirtió Andersen.

Agregó que los originarios del Triángulo Norte enfrentan desafíos ante el poco desarrollo de sus naciones, además de la inseguridad y la corrupción.

“Los sistemas de justicia débiles pueden tener consecuencias devastadoras para las personas y socavar la capacidad de una comunidad para fomentar las oportunidades económicas y la paz”, indica.