El primer grupo de hombres que embarcaron en Bibby Stockholm -la enorme barcaza que funciona como alojamiento flotante para los solicitantes de asilo en Reino Unido- han contado su experiencia en sus primeras 24 horas.

El lugar es como una cárcel, sin espacio suficiente para albergar a las 500 personas a bordo que planea el gobierno, según le dijo uno de ellos a la BBC.

Amarrada en el puerto de Portland, en Dorset, Inglaterra, esta barcaza es la primera que contrató el gobierno en el marco de una política que busca reducir los costos de alojamiento destinados a los solicitantes de asilo.

El Ministerio del Interior británico dice que la barcaza es una mejor opción para los contribuyentes, dado que la presión sobre el sistema de asilo sigue en crecimiento por la llegada de pequeñas embarcaciones.

El lunes embarcaron en Bibby Stockholm los primeros 15 solicitantes de asilo, después de una serie de retrasos por motivos de seguridad.

Esta embarcación recibirá a hombres de entre 18 y 65 años que están a la espera de que se resuelvan sus solicitudes de asilo.

Similar a “la prisión de Alcatraz”

Un solicitante de asilo afgano, a quien la BBC prefiere no identificar, dijo: “El ruido de las cerraduras y los controles de seguridad me dan la sensación de estar entrando en la prisión de Alcatraz“.

“Mi compañero de habitación tuvo un ataque de pánico en mitad de la noche y sintió que se ahogaba. Hay gente entre nosotros a la que el médico de aquí dio fuertes medicamentos para la depresión“.

El solicitante de asilo afgano le dijo a la BBC que le asignaron una habitación pequeña y que el comedor cuenta con capacidad para menos de 150 personas.

“Al igual que una cárcel, [la barcaza] tiene puertas de entrada y salida, y en un rango determinado de horas tenemos que tomar un autobús que, después de un largo recorrido, nos deja en un lugar donde podemos caminar. Nos sentimos muy mal“, explicó el hombre.

A bordo del Bibby Stockholm hay seguridad 24 horas al día, 7 días a la semana. Los solicitantes de asilo reciben tarjetas de identificación y tienen que pasar por escáneres de seguridad similares a los de los aeropuertos para subir y bajar.

Por razones de seguridad, los solicitantes de asilo deben tomar un autobús de conexión hasta la salida del puerto. No hay toque de queda, pero si no regresan habrá una “llamada de alerta”.