La espera inició a temprana hora. Antes de las 8:00 a.m. ya había simpatizantes de Donald Trump que se congregaron frente a la prisión Fulton, en Georgia, donde el republicano se entregó a las autoridades para ser “fichado”.

Durante más de 10 horas y bajo un intenso calor que superó los 90 grados Fahrenheit y una humedad constante de casi 60%, los simpatizantes de Trump lo esperaron, mientras organizaban pequeños mítines entre ellos, criticando al presidente Joe Biden y afirmando que Trump era un perseguido político.

Para su desgracia, los seguidores de Trump no pudieron verlo, ya que pasadas las 07:30 p.m. del Este, el exmandatario arribó por un acceso distinto a la prisión, en medio de un intenso operativo de seguridad que incluyó al Servicio Secreto, como corresponde al ser un expresidente de los Estados Unidos, un sistema de vigilancia apoyado por alguaciles y policías locales y estatales, quienes ampliaron el operativo a varias cuadras a la redonda.

Trump ingresó a la prisión, donde debió enfrentar el proceso de arresto, esto como parte del protocolo en el sistema judicial, ya que sus cargos serán leídos ante un juez en septiembre, en la Corte del condado de Fulton.

Este protocolo fue distinto a las otras acusaciones que enfrenta por presuntos actos criminales de distinta índole, en Nueva York, Florida y Washington, D.C.

El expresidente se fue libre, luego de haber acordado una fianza de $200,000 dólares, pero bajo estrictas condiciones, como estar impedido para comunicarse sobre el caso con los otros 18 coacusados.

Antes de Trump, su exjefe de Gabinete, Mark Meadows, arribó a la prisión de Fulton, donde fue arrestado y se le tomó el famoso ‘mugshot’, la toma fotográfica de aquellos que son arrestados para enfrentar un proceso judicial. Salió libre tras acordar una fianza de $100,000 dólares.

El arranque del juicio fue propuesto para el 23 de octubre, a propuesta de la fiscal que lidera el caso, Fani Willis.

Fieles seguidores

“¡Está es una cacería de brujas!”, se escuchó gritar una y otra vez a algunos de los simpatizantes del expresidente, quien enfrenta 13 cargos criminales, incluido uno por crimen organizado bajo la ley de Organizaciones Corruptas e Influenciadas por Mafiosos (RICO), que regularmente se aplica a mafias y grupos de nexos con cárteles en Estados Unidos.

Ana, una colombiana que vive en Atlanta, y que se identificó como seguidora de varios grupos conservadores, acusó que EE.UU. se está volviendo como los países de izquierda de Latinoamérica.

“Ya ves lo que pasó en Ecuador”, dijo en referencia al asesinato del candidato Fernando Villavicencio.

Al hacerle ver que el crimen organizado mató al candidato ecuatoriano, Ana reculó: “¿Y quién los contrató a ellos?”.

Ella cree que es la misma situación con Trump, además de asegurar que la situación en la que se encuentra el republicano le podría pasar a cualquiera, “a mí, a ti”, sentenció, sin tomar en cuenta que el expresidente enfrenta cuatro acusaciones por distintos hechos, algunos investigados por más de dos años, como el mal manejo de documentos clasificados y haber violado reglas de financiación de campaña al pagar $130,000 dólares a la estrella porno Stormy Daniels.

“Ël saldrá libre porque tiene dinero”, afirmó Ana.

Cualquier cosa que contradijera el punto de vista de los simpatizantes de Trump era motivo de burla o cuestionamientos con sorna a sus interlocutores.

“Ríndete Trump”, decía el cartel de una activista LGBTQIA+ que fue interpelada por un hombre que llevaba una enorme bandera a favor de Trump.

“¿Y tú eres, ella, elle, o cómo?, porque no los entiendo”, le lanzó uno de los hombres a la joven. Ella sonreía, como entendiendo que no era el lugar ni la hora para explicarle asuntos sobre la diversidad sexual. Eso sí, grababa a su interlocutor, quizás para más adelante compartirlo en redes sociales. No quiso confirmarlo.

Otro joven trumpista confrontó a un hombre disfrazado como un lobo y vestido de traje con rayas negras, el típico de los reclusos

“Haces esto por gusto?”, le espetó.

“Sí”, respondió el hombre disfrazado.

“Pero ¡cómo! No te creo. ¿No tienes sed?”, respondió el joven trumpista en tono burlón. El hombre disfrazado prefirió alejarse.