Bill Richardson, gobernador demócrata de Nuevo México durante dos mandatos y embajador de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, quien dedicó su carrera después de abandonar la política a trabajar para liberar a estadounidenses detenidos en el extranjero, falleció este sábado a los 75 años mientras dormía en su casa en Chatham (Massachusetts), según informó en un comunicado el Centro Richardson para el Compromiso Global, que fundó y dirigió.

Richardson fue el único gobernador hispano del país durante sus dos mandatos. Lo describió como “el mejor trabajo que he tenido”.

En agosto fue nominado al premio Nobel de la Paz por su labor como negociador para lograr la liberación de presos y rehenes estadounidenses en otros países, siendo el caso más reciente el de la jugadora la liga de baloncesto femenina Brittney Griner.

Antes de ser elegido gobernador en 2002, Richardson fue embajador de Estados Unidos ante la ONU y secretario de Energía durante la presidencia del demócrata Bill Clinton; sirvió además durante 14 años como congresista por Nuevo México. Richardson también viajó por todo el mundo como negociador diplomático sin poderes oficiales, interviniendo en la liberación de rehenes estadounidenses en Corea del Norte, Irak, Cuba y Sudán.

Richardson negoció con adversarios de Estados Unidos, incluido el dictador iraquí Saddam Hussein, un papel que disfrutaba: una vez se describió como “el subsecretario informal para matones”.