Las fuerzas israelíes aislaron al norte de Gaza del resto del territorio asediado y lanzaron intensos bombardeos durante la madrugada del lunes, preparando el terreno para una incursión terrestre en la Ciudad de Gaza que podría derivar en una fase aún más sangrienta de la guerra.

El saldo de palestinos muertos ya supera los 10.000, informó el lunes el Ministerio de Salud palestino en Gaza, que es regentado por Hamás y no distingue entre combatientes y civiles. Unos 1.400 israelíes han muerto, en su mayoría civiles en el ataque perpetrado por Hamás el 7 de octubre que desató la guerra.

Son cifras sombrías que marcan lo que desde ya es la guerra más mortífera entre israelíes y palestinos desde la creación del Estado de Israel hace 75 años. Y no hay fin a la vista, mientras Israel jura que sacará del poder al Hamás y que lo aplastará militarmente.

Lo más probable es que las bajas sigan subiendo a medida que la guerra pase a una etapa de lucha urbana. Se esperaba que las tropas entraran en la ciudad el lunes o el martes, según medios israelíes, y que los milicianos palestinos, que se han preparado durante años, plantarán batalla calle a calle y lanzarán emboscadas utilizando una amplia red de túneles.