Los campamentos de miles de migrantes en Ciudad Juárez, en la frontera norte de México, han desaparecido tras la oleada migratoria de los últimos meses, pero activistas de la zona acusan al Gobierno mexicano de violar los derechos humanos de los extranjeros con sus operativos, que incluyen bajarlos del tren y perseguirlos.

El bordo del río Bravo (o río Grande en Estados Unidos) en Ciudad Juárez, que en los últimos seis meses había sido el lugar donde más de 1.000 migrantes habían instalado campamentos, ahora se encuentra vacío.

Patrullas del Instituto Nacional de Migración (INM) de México circulan 24 horas toda la semana, para evitar que los migrantes se acerquen al límite con Estados Unidos en un operativo que incluye bajarlos del tren conocido como “La Bestia” antes de que puedan llegar a esta frontera.

Activistas cuestionaron estas acciones de las autoridades de migración porque dicen que bajar a los migrantes del tren y correrlos del bordo del río Bravoatenta contra los derechos humanos de las personas en tránsito.

“Es impresionante ver cómo vienen lastimados, sin acceso a las áreas médicas, en esas zonas donde son bajados del tren no hay dónde puedan ser atendidos y muchos de sus derechos están siendo aplastados”, expuso Rosa Mani Arias, representante de la organización promigrantes Abara, en una entrevista con EFE.

La activista precisó que se han encontrado a mujeres y niños lastimados, que necesitan y requieren medicamentos a la brevedad.