Israel y Hamás acordaron un cese del fuego de cuatro días en la guerra en Gaza, un avance diplomático que liberará a decenas de rehenes retenidos por milicianos, así como a palestinos encarcelados en Israel, y traerá una gran afluencia de ayuda al territorio asediado.
La tregua anunciada el miércoles generó esperanzas de eventualmente poner fin a la guerra, que fue desencadenada por el ataque de Hamás el 7 de octubre en Israel. Ahora en su séptima semana, la guerra ha arrasado vastas franjas de Gaza, ha alimentado una oleada de violencia en la ocupada Cisjordania y ha despertado temores de una conflagración más amplia en todo el Medio Oriente.
El primer ministro Benjamín Netanyahu dijo que Israel reanudaría la guerra después de la tregua y seguiría luchando para destruir las capacidades de combate y gobierno de Hamás y asegurar la liberación de todos los rehenes en Gaza.
El alto el fuego congela temporalmente a ambas partes en un momento delicado. Las tropas israelíes controlan gran parte del norte de Gaza y dicen que han desmantelado túneles y gran parte de la infraestructura de Hamás allí. Pero los funcionarios israelíes reconocen que la infraestructura del grupo permanece intacta en otros lugares. Apenas unos días antes de la tregua, Israel dijo que estaba decidido a lanzar su ofensiva terrestre hacia el sur.
Esto podría ser potencialmente devastador para la población desarraigada de Gaza, la mayor parte de la cual está apretujada en el sur y sin ningún lugar adónde ir para evitar el ataque.
Los residentes de la ciudad de Gaza dijeron que los combates se intensificaron durante la noche del miércoles, con disparos, artillería pesada y ataques aéreos. “Aparentemente quieren avanzar antes de la tregua”, dijo Nasser al-Sheikh, que se encuentra refugiado con familiares en la ciudad.
Los milicianos palestinos continuaron disparando cohetes contra Israel durante todo el día, sin causar víctimas.