Israel intensificó el lunes sus críticas contra la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, y aseveró que 450 de sus empleados eran miembros de grupos milicianos en la Franja de Gaza, aunque no aportó pruebas que sustentaran su acusación.

Los principales donantes internacionales han retenido cientos de millones de dólares del Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente (UNRWA por sus siglas en inglés) desde que Israel acusó a 12 de sus empleados de participar en los ataques de Hamás contra Israel del 7 de octubre, en los que murieron unas 1.200 personas y cerca de 250 fueron llevadas como cautivos a Gaza, según las autoridades israelíes.

La enviada de la ONU centrada en la violencia sexual en los conflictos, Pramila Patten, declaró el lunes que había “indicios razonables” para creer que Hamás cometió violaciones, “torturas sexualizadas” y otros tratos crueles e inhumanos contra mujeres durante el ataque.

El ataque desencadenó una invasión israelí del enclave de 2,3 millones de habitantes que, según el Ministerio de Salud de Gaza, ha causado la muerte de más de 30.000 palestinos. Los grupos humanitarios afirman que los combates han desplazado a la mayor parte de la población del territorio y han desencadenado una catástrofe humanitaria.