Raúl Ortiz, quien hasta mayo del año pasado fungió como jefe de la Patrulla Fronteriza, está convencido de que la actual administración federal ha manejado el tema migratorio como un asunto que les represente votos en las elecciones de noviembre próximo y no como un tema de seguridad nacional.
El exoficial que fungió como subjefe de la Patrulla Fronteriza durante el gobierno de Donald Trump y jefe durante dos años en el gobierno de Joe Biden, confesó nunca haber sostenido ningún tipo de comunicación sobre cómo enfrentar el fenómeno migratorio con el actual presidente de la nación ni tampoco con Kamala Harris, su brazo derecho en la Casa Blanca.
“Cuando era el jefe de la Patrulla Fronteriza comandaba a 21,000 personas y nunca tuve una sola conversación con el presidente o la vicepresidenta”, señaló durante una entrevista concedida al programa 60 minutos, el cual es transmitido por la cadena de televisión CBS.
Bajo la óptica de Ortiz, los miembros de la Patrulla Fronteriza constantemente son utilizados por cuestiones políticas y no bajo un enfoque de pretender erradicar al problema migratorio en la frontera limítrofe con México.
“Los guardias nacionales, e incluso hasta cierto punto los agentes de la Patrulla Fronteriza, se han convertido en peones en este juego político entre las dos partes”, subrayó.
Sin temor a equivocarse, el exoficial refirió que, debido al desinterés del gobierno federal para sellar los pasos fronterizos por donde diariamente ingresan al territorio estadounidense miles de inmigrantes, grupos de traficantes de personas obtienen dinero y poder tanto en México como en Estados Unidos.
“Los cárteles, las organizaciones criminales, son los que están ganando en todo esto. Están sentados cosechando todos los beneficios mientras observan lo que hace el estado de Texas y Washington, DC”, indicó.
De hecho, durante diciembre pasado, en la frontera se registraron marcas históricas de extranjeros de diversas nacionalidades introduciéndose a Estados Unidos con el objetivo de quedarse a vivir en un país que les representa alejarse de la pobreza y la violencia prevaleciente en sus destinos de origen.
Aunque constantemente el tema del establecimiento de una política migratoria surge en los discursos de los políticos en campaña, muy poco se ha hecho para implementarla hasta ahora.