Las fuerzas israelíes combatían el domingo contra milicianos palestinos en varias zonas de la Franja de Gaza, incluidos puntos del devastado norte que el ejército dijo haber despejado hace meses, y donde Hamás ha aprovechado un vacío de poder para reagruparse.

Israel ha descrito la ciudad sureña de Rafah como el último bastión de Hamás y afirma que debe invadirla para tener éxito en sus objetivos de desmantelar el grupo y recuperar a decenas de rehenes. La operación limitada en la ciudad se ha expandido en los últimos días, lo que obligó a 300.000 personas a huir.

El domingo, Hamás se ufanó de haber atacado a soldados israelíes en Rafah y cerca de Ciudad Gaza.

El secretario de Estado Antony Blinken reiteró la oposición estadounidense a un ataque amplio contra Rafah, diciéndola a la emisora CBS que Israel “quedaría con la responsabilidad de sofocar una insurgencia” sin tener una solución para Gaza ni planes para un gobiernmo de posguerra.

El Ministerio de Relaciones Exteiores de Egipto dijo que se sumará a la denuncia presentada por Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia acusando a Israel de genocidio, algo que Israel rechaza con vehemencia. En su comunicado, el ministerio citó “la creciente severidad y la magnitud de los ataques israelíes contra civiles palestinos”.