Banderas del arco iris, libertad, exigencias de más derechos y mucha brillantina.
Distintas ciudades de América Latina, de México a Chile, se llenaban este sábado de color y música para celebrar un año más las tradicionales marchas del orgullo LGBTQ en las que, además de fiesta, se exigen más derechos y el fin de la estigmatización y de la violencia que sigue afectando a esta comunidad, en mayor o menor medida, en muchos países de la región.
“Está marcha es de orgullo, está marcha es de protesta, esta marcha es de celebración”, “Ni enfermos ni criminales”, gritaban decenas de miles de personas en Ciudad de México entre carrozas, plumas, tacones, llamativos vestidos y las simbólicas banderas con los colores del arco iris en pancartas y paraguas que simbolizan la diversidad por la que apuestan.
La primera marcha del orgullo se celebró en Nueva York en 1970 para conmemorar el primer aniversario de la revuelta del Stonewall Inn, un motín que comenzó con una redada policial en un bar gay de Manhattan.
Casi una década después comenzó a celebrarse en Ciudad de México, considerada la ciudad más progresista del país y cuya celebración es desde hace años una de las más grandes de la región.