Israel y Hezbollah intercambiaron disparos el sábado mientras las cuadrillas de rescate revisaban entre los escombros de un edificio residencial en Beirut que quedó destruido por un ataque aéreo israelí que causó la muerte de al menos 37 personas, entre ellas uno de los principales mandos del grupo, así como mujeres y niños.

El gobierno israelí se alistaba para un anticipado incremento en cuanto a los ataques con cohetes por parte de Hezbollah mediante la imposición de nuevos límites al tamaño de las reuniones y otras restricciones en el norte del país, cerca de la frontera con Líbano, lo que condujo a que escuelas de algunas comunidades cancelaran clases el domingo.

El ataque aéreo del viernes destruyó un edificio de ocho niveles en un vecindario densamente poblado del sur de Beirut mientras algunos integrantes de Hezbollah se reunían en el sótano, según Israel. Entre los muertos se encontraba Ibrahim Akil, comandante de la unidad especial del grupo, Fuerza Radwan. El atentado también cobró la vida de Ahmed Wahbi, alto mando del ala militar de Hezbollah, según el ejército israelí.

El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, dijo que la operación, la cual se llevó a cabo días después de una devastadora serie de ataques coordinados contra Hezbollah en los que se utilizaron bíperes y radios portátiles explosivos, asestó un importante golpe a la cadena de mando del grupo además de abatir a Akil, a quien responsabilizó de causar muertes de israelíes y que figuraba desde hacía años en la lista de las personas más buscadas por Estados Unidos.