Los ataques israelíes mataron el viernes a 36 personas, en su mayoría menores, en Gaza y a tres reporteros en Líbano, mientras aumentaba la preocupación por la escasez de suministros en el enclave palestino y crece la presión internacional para un alto el fuego.

Las muertes reportadas por las autoridades de salud gazatíes fueron las últimas en Jan Yunis, una ciudad del sur de la Franja donde en los últimos días ha habido filas para comprar pan en la única panadería que sigue abierta. Se produjeron un día después de que el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, declaró que Israel había logrado su objetivo de “desmantelar efectivamente” a Hamás y pidiera a ambas partes que reanuden la negociación para alcanzar una tregua.

Horas antes de que Blinken se reúna con dirigentes árabes en Londres, un ataque aéreo israelí alcanzó viviendas que alojaban a reporteros en el sureste de Líbano y mató a tres empleados de medios de comunicación. En el exterior de los edificios, ahora derrumbados, alquilados por varios medios había autos marcados con la palabra PRESS (Prensa) cubiertos de polvo y escombros, según las fotos de The Associated Press.

El ejército israelí no lanzó ningún aviso antes del ataque. Medios y políticos libaneses acusaron a Israel de crímenes de guerra y de atacar a periodistas de forma intencionada.