El papa Francisco ha tomado la notable decisión de disolver un movimiento católico con base en Perú, el Sodalicio de Vida Cristiana (SCV), tras años de intentos de reforma y una investigación del Vaticano. La pesquisa reveló abusos sexuales por parte de su fundador, mala gestión financiera por parte de sus líderes y abusos espirituales por parte de sus principales miembros.
El Sodalicio confirmó la disolución el lunes, la cual fue comunicada a una asamblea de sus miembros en Aparecida, Brasil, este fin de semana por el principal asesor legal de Francisco, el cardenal Gianfranco Ghirlanda. Al revelar la disolución en un comunicado, el grupo lamentó que la noticia de la decisión de Francisco haya sido filtrada por dos miembros que asistieron a la asamblea, quienes fueron “definitivamente expulsados”.
No proporcionó detalles, diciendo sólo que la “información central” sobre la disolución que fue reportada por el sitio en español Infovaticana “era cierta pero contenía varias inexactitudes”. No especificó cuáles eran tales inexactitudes.
El Vaticano no ha respondido a varias solicitudes de comentarios. La disolución, o supresión, de un movimiento religioso reconocido pontificiamente es una empresa importante para un papa, más aún para un papa jesuita dado que la orden religiosa jesuita fue suprimida en el siglo XVIII.