Los trabajadores de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) que han sido despedidos o puestos en licencia como parte del desmantelamiento de la agencia por parte de la administración Trump comenzaron el jueves a realizar visitas finales y melancólicas a su sede en Washington, tras recibir órdenes de desocupar sus oficinas bajo escolta oficial.
Algunos empleados lloraron mientras sacaban bolsas de supermercado y maletas con lo que quedaba de su trabajo de toda la vida. Los simpatizantes aplaudieron y vitorearon afuera o pasaron en sus autos tocando las bocinas para levantarles el ánimo.
Una mujer que salía del edificio cargada con mochilas y bolsas estalló en lágrimas ante los vítores que la recibieron. Los simpatizantes afuera la envolvieron en abrazos.
USAID ha sido uno de los principales objetivos de una amplia campaña del presidente Donald Trump y del Departamento de Eficiencia Gubernamental, un proyecto de Elon Musk, para reducir el tamaño del gobierno federal. Las medidas dejan solo una pequeña fracción de los empleados de USAID.
Trump y Musk se han movido rápidamente para cerrar la agencia de ayuda exterior, calificando llamando a sus programas de incongruentes con la agenda del presidente republicano y afirmando sin evidencia que su trabajo es derrochador. Además de su alcance, su esfuerzo es extraordinario porque no ha involucrado al Congreso, que autorizó la agencia y ha proporcionado su financiamiento.