Ante el colapso del mercado global, el presidente estadounidense Donald Trump dio marcha atrás abruptamente a sus aranceles sobre la mayoría de las naciones, postergándolos por 90 días, pero aumentó al 125% su tasa impositiva a las importaciones chinas.
Parecía ser un intento de acotar lo que había sido una guerra comercial entre Estados Unidos y la mayor parte del mundo a una batalla entre Estados Unidos y China. El índice bursátil S&P 500 saltó 9,5% después del anuncio, pero el drama sobre los aranceles de Trump está lejos de terminar, ya que su gobierno se prepara para participar en negociaciones país por país. Mientras tanto, los países sujetos a la pausa ahora serán gravados con un 10%.
Trump hizo una pausa ante la intensa presión creada por la volatilidad en los mercados financieros, que habían estado empujando a Trump a reconsiderar sus aranceles, aun cuando algunos funcionarios del gobierno insistieron en que dar marcha atrás siempre había sido el plan.
A medida que se vendían acciones y bonos, los votantes observaban cómo sus ahorros para la jubilación disminuían y las empresas advertían de caídas en las ventas y mayores precios, todo ello un posible golpe a un país que eligió a Trump el año pasado porque prometió combatir la inflación.