El presidente de Bolivia, Luis Arce, enfrentaba el miércoles protestas de diferentes sectores en busca de soluciones para combatir la crisis económica que afecta al país sudamericano debido en gran parte a la escasez de combustible.

El centro de La Paz, donde está la sede del gobierno, quedó colapsado después de que centenares de mineros marcharon y se apostaron en las puertas de las oficinas del Ministerio de Economía y Minería reclamando a las autoridades que les otorgue combustible con regularidad y mayores áreas de explotación y protestando por el aumento del precio de los explosivos, que en el último tiempo se duplicó.

Arce atraviesa por una semana de protestas en contra de la crisis y en busca de soluciones. El lunes los maestros públicos también realizaron una marcha pidiendo mayor presupuesto.

En Bolivia se produjo hace dos años una falta de dólares que ha repercutido en el sector productivo, que necesita de esa moneda para importar insumos y maquinaria para producir. En marzo, el gobierno admitió que por la falta de dólares no pudo importar carburantes en su totalidad. La petrolera estatal importa un 90% de diésel y más de 50% de gasolina y los vende subvencionados a más de un 50%.

El gobierno ha minimizado las protestas, a las que ha calificado de políticas, aunque el sector minero ha sido convocado a un diálogo.