Los jefes de Estado y la realeza han comenzado  a llegar a Roma hoy viernes para el funeral del papa en la Plaza de San Pedro del Vaticano, pero el grupo de personas pobres que recibirán su féretro en una pequeña basílica al otro lado de la ciudad está más en sintonía con la humilde personalidad de Francisco y su desdén por el boato.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el de Argentina, Javier Milei, están entre los líderes que llegarán a la capital italiana el viernes, el último día que estará abierta la capilla ardiente del pontífice argentino en la basílica de San Pedro, antes de que su ataúd sea sellado por la noche en preparación para el funeral del sábado.

El Vaticano dijo que se ha confirmado la presencia de 130 delegaciones, incluyendo 50 jefes de Estado y diez soberanos reinantes.

Está previsto que los tres días de velatorio público terminen a las seis de la tarde del viernes —una hora antes de lo anunciado—, después de lo cual se sellará el sencillo ataúd de madera de Francisco.

El cardenal Kevin Farrell presidirá el cierre y sellado del féretro en su papel de camarlengo, o administrador interino del Vaticano. Se colocará un paño blanco sobre el rostro del papa, y en el ataúd se introducirán una bolsa con monedas acuñadas durante su papado y un resumen del mismo.