José ‘Pepe’ Mujica, expresidente de Uruguay, falleció este 13 de mayo a los 89 años. En enero anunció que su cáncer de esófago se había extendido al hígado y que no continuaría con tratamientos médicos. El exmandatario expresó su deseo de pasar sus últimos días en paz en su chacra en las afueras de Montevideo, acompañado por su esposa, Lucía Topolansky. Conocido por su estilo de vida austero y su compromiso con la justicia social, Mujica fue una figura emblemática en la política latinoamericana.

Durante su presidencia entre 2010 y 2015, Mujica impulsó reformas significativas como la legalización del matrimonio igualitario y la regulación del cannabis, posicionando a Uruguay como un referente progresista en la región. Su legado trasciende la política, siendo reconocido mundialmente por su humildad y coherencia entre discurso y acción. En sus palabras finales, Mujica manifestó: “El guerrero tiene derecho a su descanso”, reflejando su aceptación serena ante el final de su vida.

Mujica, una vida marcada por el compromiso con los más vulnerables

El 1 de marzo de 2010, José Mujica emocionó al mundo al asumir la presidencia de Uruguay. La prensa internacional destacó la historia del exguerrillero que, a sus 75 años, lideró una coalición de izquierda para llegar al poder. Su vida reflejaba un profundo compromiso político con los sectores más vulnerables del país. Conocido cariñosamente como Pepe, un sobrenombre de herencia española, se ganó el respeto de su pueblo.

Desde los 14 años, Mujica comenzó su militancia en una “agrupación anarco”, como relató en entrevistas. Su acercamiento a los partidos de izquierda y su adhesión al marxismo fueron fortaleciendo su trayectoria política. Además, fue un apasionado lector de historia, biología y literatura, lo que le permitió desarrollar una sólida formación humanística a lo largo de su vida.