Los gobiernos estadounidense y venezolano llevaron a cabo este viernes un inédito intercambio de prisioneros con la mediación del presidente salvadoreño, Nayib Bukele.

Un total de 252 venezolanos que habían sido deportados por ICE desde Estados Unidos en marzo y recluidos en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), una prisión de máxima seguridad de El Salvador, fueron enviados a Venezuela.

A cambio, el gobierno de Nicolás Maduro liberó a 10 ciudadanos estadounidenses detenidos en Venezuela, así como a un número no precisado de venezolanos a los que Washington considera presos políticos, según informaron autoridades de ambos países.

La operación fue el resultado de semanas de negociaciones entre los gobiernos venezolano y estadounidense.

Analizamos lo que se sabe sobre los presos liberados de ambos lados.

Los venezolanos que estaban en el Cecot

Los 252 venezolanos repatriados este viernes llevaban recluidos cuatro meses en el Cecot de El Salvador, en virtud de un acuerdo entre Trump y Bukele.

Muchos de ellos estaban acusados de pertenecer a organizaciones criminales como el Tren de Aragua, si bien familiares, abogados y activistas denunciaron falta de pruebas y arbitrariedad en los procesos.

Algunos de los liberados ofrecieron sus testimonios, retransmitidos por la cadena oficialista venezolana Telesur.

“Estuvimos cuatro meses sin comunicación, secuestrados”, expuso uno de ellos desde el avión que los llevaba de vuelta, y otro agregó: “No sabíamos qué día era”

Aseguraron que dormían sobre placas metálicas y que eran golpeados varias veces al día.

La madre de uno de los liberados habló con la BBC desde Venezuela.

Aseguró que Óscar González Pineda, quien trabajaba como instalador de azulejos y alfombras cuando fue detenido por las autoridades migratorias en Dallas, Texas, no tenía vínculo alguno con la banda del Tren de Aragua y expresó emoción por su regreso.

El presidente estadounidense impulsó las deportaciones bajo la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798, que le otorga el poder de detener y deportar nativos o ciudadanos de naciones “enemigas” en tiempos de guerra al margen del proceso establecido.

El presidente salvadoreño, Nayib Bukele, reiteró este viernes que todos ellos estaban implicados en actividades delictivas, como asesinatos, violaciones y robos, aunque su gobierno nunca presentó pruebas concretas.

Algunos de los deportados fueron detenidos en sus hogares o trabajos en Estados Unidos y trasladados a El Salvador en vuelos gestionados por la administración Trump.