El asesinato de Charlie Kirk es el ejemplo más reciente de cómo se pueden evadir las medidas de seguridad ordinarias en una era de creciente violencia política, cuando cualquier persona vinculada con el proceso político es un posible objetivo potencial, incluidos los influencers.

Kirk se encontraba en un entorno conocido el miércoles ante una gran multitud en una universidad de Utah, un estado conservador donde las tendencias de votación coinciden en gran medida con su política pro-MAGA (“Hagamos grande a Estados Unidos otra vez”), el eslogan de campaña del presidente Donald Trump. El provocador conservador se presentó con su propio equipo de seguridad, como lo ha hecho en numerosos eventos en otros campus.

En retrospectiva, personas con experiencia en la protección de funcionarios públicos y dignatarios de alto perfil dicen que se podría haber hecho más para evitar el asesinato.

Expertos en seguridad entrevistados por The Associated Press cuestionaron si el evento contaba con suficiente personal, pero también reconocieron las limitaciones de las fuerzas policiales del campus y de los lugares al aire libre. Dijeron que solo el círculo interior más cercano a Kirk parecía seguro, dejando expuestos los círculos exterior e intermedio.