Los bolivianos vuelven hoy a las urnas para elegir por primera vez en su historia a su presidente y vicepresidente en una segunda vuelta que disputarán el senador centrista Rodrigo Paz y el exmandatario conservador Jorge Quiroga y que también supondrá un nuevo ciclo político y económico tras 20 años de la izquierda en el poder.

Paz y Quiroga (2001-2002) fueron los dos candidatos más votados en las elecciones generales realizadas el pasado 17 de agosto, en las que también se renovó al Parlamento nacional para el próximo quinquenio, aunque ninguno obtuvo el porcentaje suficiente para proclamarse vencedor en la primera vuelta.

En la votación de agosto, el senador centrista, que se postula por el Partido Demócrata Cristiano (PDC), obtuvo el 32,06 % y el expresidente conservador, que representa a la alianza Libre, logró el 26,70 %.

La segunda vuelta se introdujo en la normativa boliviana a través de la Constitución que rige desde 2009 en el país y que indica que “será proclamada a la Presidencia y a la Vicepresidencia la candidatura” que obtenga más del 50 % de los votos válidos o un mínimo del 40 % con al menos diez puntos de ventaja sobre el siguiente.

Este 19 de octubre será la primera vez que se use este mecanismo para dirimir una elección presidencial y será proclamado ganador el binomio que obtenga “la mayoría de los votos”.

Las encuestas muestran como favorito a Quiroga, aunque Paz ha puesto en duda la efectividad de estos estudios porque en la primera vuelta lo mostraron inicialmente en los últimos lugares, pero terminó siendo la revelación de esa votación.

Ambos candidatos prometen acciones inmediatas para sacar a Bolivia de la crisis económica en que está sumida, Quiroga con una inyección de dólares para la que acudirá a organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y Paz con la llegada de combustibles que afirma tener ya asegurado para resolver el actual desabastecimiento.

En lo que sí coinciden es en achicar el Estado, lo que supondrá un cambio del modelo económico que durante 20 años mantuvo el izquierdista Movimiento al Socialismo (MAS) y que, según expertos y opositores, ya está agotado, lo que niega el Gobierno del actual presidente boliviano, Luis Arce.