Bajo una fuerte presencia policial, miles de personas despidieron el viernes al líder opositor ruso Alexei Navalny en un funeral celebrado en Moscú dos semanas después de su muerte aún inexplicable en una colonia penal en el Ártico y tras una disputa con las autoridades por la entrega de su cadáver.
El político, acérrimo crítico del presidente ruso Vladímir Putin, fue enterrado en un cementerio en las afueras del nevado sureste de Moscú luego de una breve ceremonia ortodoxa, con grandes multitudes esperando afuera de la iglesia para luego dirigirse hacia su tumba con flores y consignas contra el gobierno.
Aunque la policía antidisturbios levantó barricadas tanto en la iglesia como en el cementerio, no se reportaron detenciones.
Yulia Navalnaya, la viuda de Navalny que vive en el extranjero y no fue vista en el funeral, le agradeció en una publicación de Instagram por “26 años de absoluta felicidad”.