Unos 1,300 inmigrantes indocumentados de varios países que estaban varados en la ciudad de Danlí, en el este de Honduras, desde hace más de cinco días, salieron el jueves hacia Agua Caliente, en el oeste, fronterizo con Guatemala, para continuar con su objetivo de llegar a Estados Unidos, creando una crisis migratoria en la ciudad situada a unos 92 kilómetros (57 millas) de Tegucigalpa.
Los inmigrantes, en su mayoría de Venezuela, Colombia y Cuba, salieron en 18 autobuses en cumplimiento a una ordenanza del gobierno hondureño que preside Xiomara Castro, en coordinación con las autoridades de Danlí y otras instituciones públicas, además de privadas, que ha permitido el traslado de los migrantes hasta la frontera con Guatemala.
Para el jueves solo estaba planificado despachar diez autobuses, pero ante la gran cantidad de inmigrantes se añadieron otros ocho, dijo el gerente de Coordinación de Delegación en Danlí del Instituto Nacional de Migración, Wilfredo Escoto.
”Lo sentimos, pero ya no podemos dar más, aparte de la amnistía y el apoyo con diversas instituciones”, le dijo Escoto a decenas de migrantes que no pudieron viajar esta noche en el último autobús que salió hacia Aguacaliente, a las 7.30 p.m. hora local ).
Agregó que este jueves no ha habido espacio para todos y que “la prioridad eran los que llevaban más de cinco días en la ciudad”, que en los últimos días ha visto rebasada su capacidad para albergar el creciente flujo de extranjeros, algunos incluso procedentes de Asia y África.
Solo el domingo a Danlí ingresaron 5,800 inmigrantes, dijo una fuente de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).