Argentina y Brasil fueron seleccionados para albergar a los primeros centros de desarrollo y fabricación de vacunas contra el coronavirus con tecnología de ARN mensajero en Latinoamérica y El Caribe, como parte de una iniciativa que busca reducir la dependencia de suministros extranjeros y allanar el camino a una inmunización más equitativa en toda la región, dijeron el martes funcionarios de la Organización Panamericana de la Salud.
“Podemos trabajar todos juntos para beneficiar a todos los países de la región”, expresó el subdirector de la OPS, Jarbas Barbosa. “Esto es una inversión estratégica”, destacó al efectuar el anuncio en un evento virtual paralelo a la 59na reunión del Consejo Directivo de la OPS, en el que participaron ministros de ambos países y también funcionarios de la Organización Mundial de la Salud.
En el caso de Brasil fue seleccionado el Instituto de Tecnología en Inmunobiológicos de la Fundación Oswaldo Cruz (Bio-Manguinhos/FIOCRUZ), del Ministerio de Salud de Brasil; y por Argentina fue elegida la empresa privada biofarmacéutica Sinergium Biotech.
Sinergium, a su vez, se asociará con la compañía de biotecnología mAbxience para desarrollar y fabricar los ingredientes activos de la vacuna, explicó Barbosa.
La selección fue efectuada por un grupo de expertos independientes que evaluó más de 30 propuestas de países y empresas interesadas en participar en una plataforma de transferencia de tecnología de las vacunas de ARN mensajero contra el coronavirus con el fin de que los países de la región puedan asociarse y fabricar juntos dosis destinadas a toda la región.
La plataforma, una iniciativa conjunta de la Organización Mundial de la Salud y la OPS, fue lanzada en agosto. Otra plataforma similar ya está en marcha en Sudáfrica y se espera que entre ambas colaboren.
Representantes del Banco Interamericano de Desarrollo dijeron que la organización financiera está dispuesta a apoyar las iniciativas.
La tecnología de ARN mensajero, conocida también como mRNA en inglés, es la utilizada en la fabricación de las vacunas Pfizer y Moderna. Se trata un nuevo tipo de vacuna con una tecnología revolucionaria, ya que no contiene ningún virus y no puede causar una infección accidental. En cambio, emplea parte del código genético para enseñar al sistema inmunológico a reconocer las proteínas presentes en la superficie del virus y lo prepara para atacarlo en caso de contagio.
La OPS dijo que pondrá a disposición de Brasil y Argentina un grupo de expertos internacionales especialistas en vacunas, y también los acompañará en el proceso productivo y regulatorio.
“Queda un duro trabajo por delante, pero nos mueve la convicción de que este esfuerzo se traducirá en un acceso oportuno y equitativo a las vacunas en nuestra región, que sigue siendo la más afectada por esta pandemia”, expresó Barbosa.
La región de las Américas ha sido el epicentro mundial del COVID-19, con 87,6 millones de casos y más de 2,16 millones de muertos.
En Latinoamérica y el Caribe, que depende en gran medida de vacunas e insumos médicos provenientes desde el exterior, poco más del 30% de la población ha sido vacunada.
La vacuna Pfizer se ha aplicado en varios países de la región, entre ellos México, Ecuador, Colombia y Panamá, pero la gran mayoría ha inoculado con las vacunas chinas CanSino, Sinopharm y Sinovac, con la rusa Sputnik V, y con AstraZeneca.
Con la transferencia de tecnología, la OPS busca no sólo que se fabriquen vacunas contra el COVID-19, sino otras también, y que sean distribuidas a través del Fondo Rotatorio de Vacunas. Para ello será necesario que los laboratorios pidan una autorización de uso de las dosis a la Organización Mundial de la Salud.
Argentina y Brasil son dos países con una larga trayectoria en la fabricación de vacunas.
Durante la pandemia el laboratorio argentino mAbxience ha producido la vacuna de AstraZeneca en cooperación con México. Asimismo, el laboratorio local Richmond produce las dosis de la vacuna rusa Sputnik V. En ambos casos el principio activo de la vacuna es importado.
En agosto la estadounidense Pfizer y su socia alemana BioNTech anunciaron la firma de una carta de intención con una empresa de Brasil para que fabrique su vacuna.
La OPS no especificó cuándo empezarían a funcionar estos centros, ni cuántas vacunas fabricarán. Los funcionarios dijeron que se trata de un proyecto a largo plazo, que busca también el desarrollo de insumos farmacéuticos y médicos necesarios para la manufactura de las dosis.
“Esto no es el fin sino el principio”, consideró la directora de la OPS, Carissa Etienne, sobre los anuncios. “Necesitamos una mayor cantidad de países para ser autosuficientes”, expresó tras indicar que la vida de millones de personas resultará impactada por la iniciativa.