Hamás rechazó la versión israelí de que Deif se encontrara en la zona, diciendo que “estas falsas afirmaciones no son más que un encubrimiento de la magnitud de la horrible masacre”. El ataque tuvo lugar en una zona que el ejército israelí había designado como segura para cientos de miles de palestinos.
Israel considera a Deif y al máximo responsable de Hamás en Gaza, Yahya Sinwar, como los principales artífices del atentado del 7 de octubre, en el que murieron unas 1.200 personas en el sur de Israel y que desencadenó la guerra entre Israel y Hamás. Deif, al que no se ve en público desde hace años, encabeza desde hace tiempo la lista de los más buscados por Israel y se cree que ha escapado a múltiples intentos de asesinato israelíes. El 7 de octubre, Hamás difundió una grabación de voz de Deif en que anunciaba la operación “Inundación de Al Aqsa”.
El ataque se produjo en un momento delicado para los esfuerzos para asegurar un alto al fuego. La muerte de Deif le daría a Israel una importante victoria y a Hamás un doloroso golpe psicológico. También podría brindarle a Netanyahu una posible apertura. De nuevo, el sábado, el primer ministro dijo que Israel no pondrá fin a la guerra hasta que se destruyan las capacidades militares de Hamás. La muerte de Deif sería un paso significativo en esa dirección.