Una docena de hombres enmascarados saltan de dos camionetas SUV y una camioneta pickup blanca, irrumpen en un restaurante de la cadena KFC en Bagdad y destrozan todo lo que encuentran a la vista antes de huir del lugar. Unos días antes, un incidente similar ocurrió en Lee’s Famous Recipe Chicken y en Chili House, todas ellas marcas estadounidenses populares en la capital iraquí.
Aunque nadie resultó herido seriamente, los ataques recientes —aparentemente orquestados por partidarios de milicias antiestadounidenses en Irak, respaldadas por Irán— reflejan una creciente ira contra Estados Unidos, el principal aliado de Israel, por la guerra en Gaza.
Los gobiernos iraquíes han caminado por una delicada línea entre Washington y Teherán durante años, pero la guerra de ocho meses en Gaza ha incrementado considerablemente el nivel de riesgo.
El conflicto estalló después que el grupo miliciano Hamás irrumpiera en el sur de Israel el 7 de octubre, matara a unas 1.200 personas —en su mayoría civiles— y tomara a alrededor de 250 como rehenes. Las posteriores ofensivas de Israel en Gaza han matado a más de 36.000 palestinos en el territorio, según el Ministerio de Salud gazatí.