Al trabajar para reformar el gobierno federal, el presidente Donald Trump y el multimillonario Elon Musk han expulsado a miles de empleados con información privilegiada y conexiones quienes ahora necesitan un empleo.
Para Rusia, China y otros adversarios, la agitación en Washington, mientras el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus sigla en inglés), encabezado por Musk, desmantela las agencias gubernamentales, representa una oportunidad sin precedentes para reclutar informantes, según expertos en seguridad nacional e inteligencia.
Cada exfuncionario federal con conocimiento o acceso a información o sistemas confidenciales podría convertirse en un objetivo. Cuando miles de ellos dejan su trabajo al mismo tiempo, eso produce numerosos objetivos —además de un desafío de contraespionaje para Estados Unidos.
“Esta información es muy valiosa y no debería sorprender que Rusia, China y otras organizaciones —sindicatos criminales, por ejemplo— pudieran reclutar agresivamente a empleados del gobierno”, advirtió Theresa Payton, quien fue directora de información de la Casa Blanca durante la presidencia de George W. Bush y ahora dirige su propia empresa de ciberseguridad.