El Coliseo de Puerto Rico José Miguel Agrelot, más conocido como El Choli, vibra como nunca antes. Y no es para menos: Bad Bunny, el artista que puso al reggaetón en órbita, acaba de iniciar su residencia “No Me Quiero Ir De Aquí”, una hazaña sin precedentes en la isla. 30 conciertos, 18,000 personas por noche y un mensaje claro: Puerto Rico primero.

Este 11 de julio no fue una noche cualquiera en San Juan. Bad Bunny pisó el escenario con la misma energía con la que revolucionó la música urbana, pero esta vez con un propósito aún más grande: celebrar a Puerto Rico en suelo boricua.

Su residencia no solo rompe récords (nadie había hecho tantos shows seguidos en El Choli), sino que también pone el foco en los locales. Los primeros nueve conciertos están reservados exclusivamente para puertorriqueños, una jugada que ha sido celebrada como un acto de resistencia ante la gentrificación y la pérdida de identidad.

La música como bandera

El setlist fue un viaje por toda su carrera, desde “Otra Noche en Miami” hasta los nuevos éxitos de ‘Debí tirar más fotos’ como “VOY A LLeVARTE PA PR” y “PIToRRO DE COCO”. Pero hubo un momento especialmente emotivo: “Lo que le pasó a Hawaii”, una canción que habla del desplazamiento de los boricuas y la lucha por no perder su tierra.

“Quieren quitarme el río y también la playa’… Que no quiero que hagan contigo lo que le pasó a Hawai”, cantó Benito ante un público que coreó cada palabra. En las redes lo interpretaron como algo más que un concierto, también como un grito de identidad.

Más allá de la música, esta residencia es un impulso económico para la isla. Hoteles, restaurantes y comercios se preparan para una avalancha de fans, pero con una particularidad: los turistas internacionales tendrán que esperar. Bad Bunny quiso asegurarse de que los puertorriqueños vivan esta experiencia primero.

El ambiente en la isla es pura fiesta. Desde memes hasta conversaciones en las colas del pan, todos hablan de los shows. “Es que esto no es solo música, es resistencia”, comentó un fan afuera del coliseo.

Y es cierto: en un contexto de incertidumbre económica y cambios sociales, Bad Bunny usa su plataforma para recordarle al mundo que Puerto Rico no se rinde.

Si el primer show fue una muestra de lo que viene, el resto de la residencia promete ser épica. Con 29 fechas por delante, Bad Bunny no solo está haciendo historia musical, para los puertorriqueños está dejando sus raíces en alto.