Beryl avanzaba el viernes como tormenta tropical por la península de Yucatán, en el sureste de México, tras tocar tierra como huracán categoría 2 en el turístico enclave de Tulum y se dirigía hacia el norte del Golfo de México en la frontera con Texas, donde las autoridades instaban a la población a estar prevenidos.
En Tulum —localidad 130 kilómetros (80 millas) al sur de Cancún— y en el resto de la costa del Caribe mexicano dejó árboles caídos y cortes de luz pero ninguna víctima mortal. En días anteriores y aún como huracán, generó mucha más destrucción y al menos 11 muertos en las islas del este del Caribe.
Beryl tocó tierra en México como huracán categoría 2 pero se debilitó con rapidez hasta convertirse en tormenta tropical a su paso por la península. El viernes por la tarde estaba al sur de la ciudad de Mérida.
El Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos espera, no obstante, que recupere fuerza cuando salga a las cálidas aguas del Golfo de México, desde donde se prevé que continúe hacia el extremo oriental de la frontera entre México y Texas, un área que ya fue afectada por las fuertes lluvias de la tormenta tropical Alberto hace solo dos semanas.
Beryl, la tormenta que más pronto se convirtió en huracán de categoría 5 en el Atlántico, dejó serios daños en Jamaica, San Vicente y las Granadinas y Barbados en los últimos días. Autoridades reportaron tres muertos en Granada, tres en San Vicente y las Granadinas, tres en Venezuela y dos en Jamaica.
En México, las autoridades evacuaron a más de 4.000 personas de distintos puntos de la costa del Caribe y de una isla en el extremo norte de Yucatán. La mitad de ellos se resguardaron en albergues durante la noche y empezaron a regresar a sus lugares de origen el viernes.
La mayoría de los miles de turistas que había en la zona fueron resguardados en sus hoteles, dijo la gobernadora de Quintana Roo, Mara Lezama.
Tulum quedó sumida en la oscuridad cuando Beryl tocó tierra y se cortó la electricidad. El chirrido de los vientos hizo saltar las alarmas de los automóviles por toda la ciudad. Poco después, decenas de militares y rescatistas iniciaron los recorridos por las calles para retirar árboles y postes de electricidad caídos.
“Gracias a Dios hasta hoy que amanecimos y amanecimos con bien, pues un poquito de desastre en la calle”, comentó Lucía Nagera Balcaza, un ama de casa de 37 años que el mismo viernes comenzó a limpiar su domicilio.
Según las autoridades, ni el aeropuerto de Tulum ni el de Cancún resultaron dañados. Solo el primero —mucho más pequeño— cerró y el viernes por la tarde se alistaba a reanudar operaciones.
En la tarde del viernes, la tormenta estaba 95 kilómetros al noroeste de la localidad de Dzilam, en la costa norte de la península, y se movía hacia el oeste-noroeste a 24 kilómetros por hora, indicó el Centro de Huracanes.