Los cardenales concluyeron sus reuniones previas al cónclave el martes, tratando de identificar a un posible nuevo papa que pueda suceder a Francisco y hacer que la Iglesia católica de 2.000 años de antigüedad sea creíble y relevante hoy en día, especialmente para los jóvenes.
Aunque provienen de 70 países diferentes, los 133 cardenales electores parecen estar fundamentalmente unidos en insistir que la cuestión ante ellos no es tanto si la Iglesia obtiene su primer pontífice asiático o africano, o uno conservador o progresista. Más bien, dicen que la tarea principal que enfrentan cuando el cónclave se abra el miércoles es encontrar un papa que pueda ser tanto pastor como maestro, un puente que pueda unir a la Iglesia y predicar la paz.
“¡Necesitamos un superhombre!”, dijo el cardenal William Seng Chye Goh, el arzobispo de Singapur, de 67 años.
Es una tarea difícil, dados los escándalos de abusos sexuales y financieros que han dañado la reputación de la Iglesia y las tendencias secularizadoras en muchas partes del mundo que están alejando a las personas de la religión organizada. A eso se suma el estado financiero crítico de la Santa Sede y su burocracia a menudo disfuncional, y el trabajo de ser papa en el siglo XXI parece casi imposible.