Trabajadores en todo Florida se ausentaron el jueves de las obras de construcción y de los campos de tomate, mientras que una gran cantidad de restaurantes, tiendas y otros pequeños establecimientos nunca abrieron sus puertas en protesta por una nueva ley estatal que impone restricciones para los inmigrantes que viven en el país sin autorización.

Los organizadores se refirieron a la protesta como “un día sin inmigrantes”.

En el área metropolitana de Orlando, decenas de manifestantes, incluidos algunos camiones con pequeñas grúas de construcción, se reunieron en protesta en una importante intersección ubicada afuera de la oficina de un legislador estatal que promovió la medida.

En Immokalee, una zona en el suroeste de Florida conocida por sus cultivos de tomate, cientos de manifestantes, muchos de ellos acompañados de sus familias, marcharon por 3 kilómetros (2 millas) alrededor del poblado con pancartas y gritando consignas.

En Fort Lauderdale, opositores a la medida gritaron consignas y ondearon banderas afuera del comedor latino de Isis Córdova, el cual permaneció cerrado en protesta.

“Logré obtener un estatus legal en este país, y dije que el día que tuviera papeles levantaría la voz. Voy a hablar por aquellas personas que no tienen una voz”, dijo Córdova. “Porque sé lo que es estar en sus zapatos, del otro lado, con ese miedo y viviendo en las sombras”.