La Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) del gobierno de México ha atendido a unos 20,000 inmigrantes indocumentados en la frontera sur del país en las últimas dos semanas, lo que equivale a cerca de la quinta parte de las casi 100,000 solicitudes procesadas en los primeros ocho meses del año.

Cinthia Pérez Trejo, directora general de Comar, dijo en una entrevista que esperan atender esta semana en Tapachula, en el límite de México con Guatemala, a un total de 10,000 migrantes originarios de Cuba, Haití, Honduras, El Salvador y, en menor cantidad, de fuera del continente.

Esto se sumaría a otros 10,000 inmigrantes que recibieron la semana pasada, por lo que en estos 15 días suman cerca de 20,000, una cifra que si se compara con las 99,881 solicitudes que recibió la Comar a nivel nacional de enero a agosto pasados, refleja un incremento interanual de cerca del 30% frente a 2022.

Pérez Trejo señaló que el número de las personas es fluctuante y que están sometidos a presiones extraordinarias porque los solicitantes pueden subir de manera intempestiva en la frontera sur.

“Este centro de atención, el único objetivo que tiene, es que es muy importante recibir esta manifestación de asilo, es decir, la primera manifestación de querer pedir refugio en el país. Por eso, México y la Comar, a través de la Secretaría de Gobernación, y socios involucrados están dando la atención”, expresó

La ola migratoria no cede en México

La situación en la frontera sur refleja el “aumento sin precedentes de personas migrantes en Centroamérica y México”, como advirtió la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) esta semana.

México vive una nueva ola migratoria, como han mostrado la suspensión de trenes de carga por la presencia de miles de migrantes en los carros y en las vías, manifestaciones y estampidas en la frontera sur, campamentos en el río Bravo en el límite con Estados Unidos, y choques con autoridades mexicanas y estadounidenses.

Dentro de este flujo llegó Jordanis Mora Silva, in inmigrante de Cuba que lleva un mes esperando sus trámites en Tapachula y se ha unido a la fila para solicitar la intención de asilo político en México para no volver a su país de origen y continuar a Estados Unidos.

Este migrante, quien era campesino en su país, aseveró que ha pagado más de $2,000 dólares en un vuelo de Cuba a Nicaragua, más otros $1,000 dólares en su travesía terrestre y otros $1,000 dólares para su estancia en Tapachula, donde busca empezar la ruta por México hacia Estados Unidos.

“Lo que más nos está golpeando aquí son los documentos. Yo tengo que cruzar obligado, porque aquí en México no puedo ayudar a mis hijos, no puedo sacarlos y traérmelos, que es el sueño mío, para que puedan superarse y ser alguien en la vida”, narró.

Otro de sus compatriotas, Jorge Fernández, remarcó que están agotados porque llevan tres días haciendo fila, de día y de noche, por lo que espera que puedan ingresar pronto para obtener su registro y empezar su proceso de asilo.

“Estamos bastante agotados, llevamos tres días durmiendo de noche y de día, anoche nos cayó harta agua, la gente de Migración veo que se demora, no sé qué pasa con el trámite, nosotros queremos un permiso que da este Gobierno para estar en este país, porque el objetivo es poder continuar”, aseguró.