El Departamento de Justicia de Estados Unidos anunció el lunes que había despedido a más de una docena de empleados que trabajaron en procesos penales contra el presidente Donald Trump, tomando rápidas represalias en contra de los abogados involucrados en las investigaciones, en lo que es un indicio de la disposición de la agencia para tomar medidas para proteger los intereses personales del presidente.

La abrupta medida contra los fiscales de carrera que trabajaron en el equipo del fiscal especial Jack Smith es la última señal de convulsión dentro del Departamento de Justicia, y refleja la determinación del gobierno de Trump de purgar al gobierno de trabajadores que percibe como desleales al presidente.

La medida, que se produce días después de la reasignación de varios funcionarios de carrera hacia distintas divisiones del gobierno, se tomó a pesar de que los fiscales de base, por tradición, permanecen en sus cargos a través de diferentes gobiernos y no son castigados por su participación en investigaciones delicadas. Los despidos fueron con efecto inmediato.

“Este día, el secretario de Justicia interino James McHenry despidió a algunos funcionarios del Departamento de Justicia que desempeñaron un importante papel en los procesos contra el presidente Trump”, dijo un funcionario del Departamento de Justicia en un comunicado. “A la luz de sus acciones, el secretario de Justicia Interino no confía en que estos funcionarios ayuden a implementar fielmente la agenda del presidente. Esta acción es parte de la misión de dejar de utilizar al gobierno como arma”