El propietario de una cadena de pizzerías de Boston fue arrestado el jueves por presuntamente obligar a trabajar a empleados que eran inmigrantes indocumentados durante 14 años, mientras los amenazaba con la deportación y lo sometía a repetidos abusos verbales y físicos, según un comunicado del Departamento de Justicia (DOJ).
Stavros Papantoniadis, de 47 años, fue detenido el jueves y se le acusa con un cargo de trabajo forzado, informó la Oficina del Fiscal Federal para el Distrito de Massachusetts.
Según documentos judiciales, Papantoniadis es el propietario y operador de Stash’s Pizza, una cadena de pizzerías.
Se alega además que Papantoniadis amenazaba rutinariamente con la deportación a los empleados y utilizaba la violencia y las amenazas para asustar a sus víctimas y asegurarse de que cumplieran con sus demandas excesivas en el lugar de trabajo.
El Departamento de Justicia dijo que Papantoniadis creó un clima de miedo en su cadena de pizzerías, que tiene ubicaciones en Dorchester y Roslindale, Massachusetts y que anteriormente tenía pizzerías en otras localidades.
Una de sus víctimas, identificada en los documentos de acusación como “Víctima 1”, trabajó para Papantoniadis de 2001 a 2015, dijeron las autoridades. En ese lapso, Papantoniadis empujó al empleado al piso, lo pateó en los genitales y le rompió los dientes en diferentes ocasiones, dijo el Departamento de Justicia. También abofeteó y e intentó estrangular a la víctima, alegan los fiscales, y repetidamente hizo comentarios despectivos sobre la fe religiosa del hombre.
La fiscal federal Rachael Rollins describió las acusaciones contra Papantoniadis como “horrorosas”.
“Nadie tiene derecho a patear, abofetear, golpear o estrangular violentamente a nadie, y ciertamente no un empleador a un empleado”, dijo Rollins. “Este caso ilustra las tácticas manipuladoras, violentas y abusivas que utilizan algunos empleadores para su propia codicia y beneficio económico”.
El cargo de trabajo forzado contempla una sentencia de hasta 20 años de prisión, hasta 5 años de libertad supervisada y una multa de hasta $250,000 dólares.
El dueño de la cadena de pizzerías compareció ante el tribunal y permanece bajo custodia a la espera de una audiencia de detención.