Una larga franja de tierra federal a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México que el presidente Donald Trump está cediendo al Departamento de Defensa será controlada por el Ejército como parte de una base, lo que podría permitir a las tropas detener a cualquier intruso, incluyendo inmigrantes, informaron funcionarios estadounidenses a The Associated Press.

La transferencia de esa zona fronteriza al control militar —y convertirla en parte de una instalación del Ejército— es un intento del gobierno de Trump de eludir una ley federal que prohíbe que las tropas de Estados Unidos sean utilizadas en tareas policiales en suelo estadounidense.

Si las tropas están proporcionando seguridad para tierras que son parte de una base del Ejército, pueden desempeñar esa función. No obstante, al menos un experto en poderes presidenciales dijo que es probable que la medida sea impugnada en los tribunales.

Los funcionarios dijeron que el tema aún está bajo revisión en el Pentágono, pero incluso si se lleva a cabo cualquier revisión legal, la intención del gobierno es que las tropas detengan a los migrantes en la frontera.