El primer ministro de Siria dijo el lunes que la mayoría de los ministros del gabinete aún trabajan desde oficinas en Damasco después de que los rebeldes entraron en la capital durante el fin de semana y derrocaron al presidente, Bashar Assad. Grupos de refugiados cruzaron desde países vecinos, con la esperanza de un futuro más pacífico.
Pero ya había indicios de las dificultades que esperaban a la alianza rebelde que ahora controla gran parte del país, liderada por un exmiliciano de Al Qaeda que rompió lazos con el grupo extremista hace años y ha prometido un gobierno representativo y tolerancia religiosa. El mando rebelde dijo el lunes que no dirían a las mujeres cómo vestirse.
Israel atacó lugares sospechosos de contener armas químicas y cohetes de largo alcance en Siria para evitar que caigan en manos de actores hostiles. Israel también se apoderó temporalmente de una zona de separación dentro de Siria tras la retirada de las tropas sirias.
En el norte de Siria, Turquía dijo que las fuerzas de oposición aliadas arrebataron la ciudad de Manbij a las fuerzas lideradas por kurdos respaldadas por Estados Unidos, un recordatorio de que incluso después de la partida de Assad a Rusia, el país sigue dividido entre grupos armados que han luchado en el pasado.