David Pittman, de 63 años, fue ejecutado el miércoles por inyección letal en la prisión estatal de Raiford tras más de treinta años en el corredor de la muerte. Su caso se relaciona con el asesinato en 1990 de su ex esposa Bonnie Knowles y de los padres de ella, Clarence y Barbara Knowles, en el condado de Polk.
Con esta ejecución, Florida alcanza 12 en lo que va de 2025, la cifra más alta en un solo año desde que la Corte Suprema de Estados Unidos restituyó la pena capital en 1976. El récord anterior en este estado había sido de ocho ejecuciones en 2014.
La defensa de Pittman intentó detener el procedimiento alegando que padecía una discapacidad intelectual que lo hacía inelegible para la pena de muerte, pero tanto la Corte Suprema de Florida como la Corte Suprema federal rechazaron los recursos.
A la cabeza de ejecuciones
En el actual repunte de la pena capital en Estados Unidos, Florida encabeza las cifras, seguido de Texas y Carolina del Sur con cuatro ejecuciones cada uno.
En total, el país registra ya una treintena de reos ejecutados en 2025, el número más alto en más de una década. De ellos, 25 murieron por inyección letal, tres por hipoxia de nitrógeno y dos por fusilamiento en Carolina del Sur.
El gobernador Ron DeSantis ha autorizado 14 ejecuciones en lo que va del año, consolidando al estado como uno de los que más aplica este castigo. Entre las próximas ejecuciones en el calendario figuran la de Victor Tony Jones, prevista para el 30 de septiembre, y la de Samuel Smithers, para el 14 de octubre.
Diversas organizaciones de derechos humanos han advertido que el aumento refleja un endurecimiento de la política penal en Florida y han reiterado sus críticas a la aplicación de la pena de muerte.