Cientos de reclusos huyeron de la principal prisión de Haití luego que un grupo armado irrumpió en las instalaciones penitenciarias durante la noche. Había cinco muertos el domingo.

La fuga marca un nuevo punto bajo en la espiral descendente de violencia en Haití y ocurre cuando las pandillas toman un mayor control sobre la capital al tiempo que el asediado primer ministro Ariel Henry se encuentra en el extranjero tratando de obtener apoyo para una fuerza de seguridad respaldada por Naciones Unidas para estabilizar el país.

El domingo por la mañana, se podían ver los cadáveres baleados de tres personas tirados en el suelo cerca de la entrada de la prisión, que estaba abierta de par en par, sin guardias a la vista. En los patios de la prisión, usualmente hacinados, había sandalias de plástico, ropa y ventiladores eléctricos. En otro vecindario, los cuerpos ensangrentados de hombres, con las manos atadas a su espalda, estaban boca abajo, mientras los residentes pasaban frente a puestos de control de vial erigidos con neumáticos en llamas.

Los agentes que se encontraban dentro de un único vehículo de policía estacionado afuera de las instalaciones se negaron a decir qué había sucedido.