Con el objetivo de frenar posibles crímenes producidos por personajes que sin documentación se están introduciendo en el territorio estadounidense, Brian Kemp, gobernador de Georgia, firmó un proyecto de ley de control de inmigración conocido como HB 1105, mediante el cual la policía estatal debe informar y de ser posible entregarles a las autoridades migratorias a personas sospechosas de encontrarse indebidamente en el país.
La indignación que produjo en febrero el asesinato de Laken Riley, estudiante de enfermería de 22 años, quien asistía a la Universidad de Georgia, en Athens, aceleró una investigación a través de la cual se determinó que el presunto responsable era José Antonio Ibarra, individuo de 26 años originario de Venezuela.
En este sentido, en marzo, la legislatura estatal aprobó un proyecto donde se establece que las cárceles deben retener a cualquier individuo bajo sospecha de estar en el país de manera irregular.
Adicional a ello, el sospechoso debe ser entregado al Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) quien determinará su status migratorio y en ciertos casos hasta su deportación del país.
Esta misma legislación impone sanciones a los agentes de policía que omitan notificarle al ICE sobre la detención de un extranjero indocumentado.
Bajo este enfoque, el gobernador de Georgia le dio luz verde a la Ley HB 1105.
“Si ingresa ilegalmente a nuestro país y continúa cometiendo más crímenes en nuestras comunidades, no permitiremos que sus crímenes queden sin respuesta”, expresó el mandatario republicano.
De esta manera, las autoridades locales y estatales están facultadas para corroborar el estatus migratorio de personas mayores de 18 años que hayan sido arrestados.
No obstante, algunas organizaciones dedicadas a defender a los miembros de la comunidad hispana que vive en la Unión Americana, como la Alianza Latina de Georgia por los Derechos Humanos, han manifestado su preocupación de que la Ley HB 1105 pudiera elevar la discriminación racial, pues ciertos ciudadanos estadounidenses podrían ser confundidos con inmigrantes indocumentados por el simple hecho de no tener piel blanca o hablar con un acento distinto.