La guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) lanzó una “cacería” sanguinaria en el noreste de Colombia contra líderes sociales y excombatientes de las FARC acogidos a un acuerdo de paz, denunció el domingo el ministro de Defensa, mientras que la cifra de muertos por los ataques subió a por lo menos 80.
La escalada de violencia, la más grave en la historia reciente del país, provocó el viernes la decisión del presidente Gustavo Petro de suspender el diálogo de paz con el ELN y se extiende por la región del Catatumbo, en el departamento de Norte de Santander, en la frontera con Venezuela.
El ministro de Defensa, Iván Velásquez, dijo a periodistas en la ciudad de Cúcuta que en el Catatumbo se registra una grave crisis humanitaria “por la acción criminal del Ejército de Liberación Nacional contra personas de la sociedad civil, líderes, lideresas y firmantes de paz”.
El funcionario aseguró que el ELN lanzó una ofensiva contra antiguos rebeldes de las Fuerza Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que se acogieron a un acuerdo de paz del 2016, sus familias y dirigentes sociales.
Velásquez afirmó que la ofensiva del ELN es similar a las realizadas en el pasado de escuadrones paramilitares de ultraderecha “yendo de casa en casa y buscando a sus víctimas para ejecutarlas”.
El ministro de Defensa sostuvo que la escalada de violencia causó el desplazamiento de unas 8.000 personas a las ciudades de Cúcuta, Ocaña y Tibú. El Ejército evacuó en helicópteros a sitios seguros a decenas de personas amenazadas y perseguidas por el ELN.
El comandante del Ejército, general Luis Emilio Cardozo, denunció que el grupo guerrillero que inició la ofensiva recorrió pueblos y caseríos con listas en mano para ubicar, identificar y asesinar a las víctimas.
Aunque Velásquez dijo que el número de muertos ascendía a alrededor de 60, la gobernación de Norte de Santander y la defensora del pueblo, Iris Marín, señalaron que la cifra era 80.
El ELN en comunicado divulgado el domingo justificó los ataques y aseguró que los guerrilleros desmovilizados de las FARC habían regresado a la lucha armada, los acusó de ser combatientes o auxiliadores de un grupo rebelde rival y negó que las víctimas fueran civiles.