Israel enfrentaba la presión de algunos de sus aliados más cercanos el miércoles por la difícil situación de los civiles en Gaza, donde miles de personas huían a pie del norte del enclave debido a la escasez de alimentos y agua y al temor a la aproximación de las fuerzas israelíes.
Más del 70% de los 2,3 millones de habitantes del asediado enclave han huido ya de sus hogares, pero la cantidad de personas que se dirige al sur ha aumentado recientemente mientras las tropas israelíes pelean contra los combatientes de Hamás dentro de Ciudad de Gaza y la situación humanitaria empeora cada vez más.
El Grupo de los Siete, los países más ricos, anunció una postura unificada en torno a la guerra tras intensas reuniones en Tokio. El G7 condenó a Hamás y respaldó el derecho de Israel de defenderse. Pero el G7 también hizo un llamado el miércoles para que no se obstaculice el suministro de alimentos, agua, medicinas y combustible, y que se hagan “pausas humanitarias” en los combates.
primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha dejado abierta la posibilidad de pequeñas pausas para entregar ayuda humanitaria, pero ha descartado un cese del fuego a menos que todos los rehenes sean liberados.