El número de muertos por las inundaciones repentinas en España ascendió el viernes a al menos 205, y se cree que muchas más están desaparecidas, mientras que la conmoción inicial dio paso a la ira, la frustración y una ola de solidaridad.

Las autoridades de emergencia españolas indicaron que 202 de las víctimas se encontraban en la región oriental de Valencia, y los funcionarios advirtieron que se esperan más lluvias en los próximos días.

Los daños causados por la tormenta del martes y miércoles recordaron las secuelas de un tsunami, y los sobrevivientes recogían escombros mientras lloraban a sus seres queridos perdidos en el desastre natural más mortal que se recuerda en España. Muchas calles aún estaban bloqueadas por vehículos amontonados y escombros, en algunos casos atrapando a los residentes en sus hogares. Algunos lugares todavía no tienen electricidad, agua corriente ni conexiones telefónicas estables.

“La situación es increíble. Mucho desastre y muy poca ayuda”, dijo Emilio Cuartero, vecino de Masanasa, a las afueras de Valencia. “Necesitamos sobre todo maquinaria, grúas, para que se pueda acceder a los sitios. Necesitamos mucha ayuda. Y pan y agua”.