Con el gobierno que prometió negociaciones con grupos armados para lograr la “paz total”, los bombardeos mortales se intensifican en los últimos meses.

Analistas dicen que es un giro evidente en la estrategia del presidente colombiano, Gustavo Petro, para enfrentar a unas guerrillas que crecen en poder territorial y número de efectivos.

Pero el costo está siendo alto: 15 menores reclutados por grupos armados han muerto en distintos ataques desde el pasado agosto, según Medicina Legal.

Varios no superaban los 15 años.

“Ningún niño, niña o adolescente reclutado debería ser afectado por operaciones militares”, dijo la Defensoría del Pueblo tras un ataque reciente en el departamento del Guaviare contra disidencias de las Farc y en el que murieron siete menores.

Petro asegura que sus operaciones respetan el Derecho Internacional Humanitario, “incluso ante el tratamiento al menor combatiente”, y cuestionó un llamado de Iris Marín Ortiz, la Defensora del Pueblo, para suspender los bombardeos con objetivos donde pueda haber menores.

“Si se suspenden los bombardeos, los capos van a reclutar más niños y niñas, porque se darán cuenta que así se cubrirán de riesgos militares mayores”, dijo Petro en X.

El mandatario dijo no haber conocido de antemano la presencia de menores en los objetivos bombardeados y pidió perdón: “Es doloroso la pérdida de los menores de edad y yo llevaré ese pesar en mi conciencia”.

El fantasma del reclutamiento infantil regresa a Colombia justo cuando, según Gerson Arias, analista de la Fundación Ideas para la Paz, el gobierno implementa una estrategia de “zanahoria y garrote” contra los grupos armados ante la falta de resultados en su lucha por la paz.