En los próximos días, surgiría una nueva fase de deportación de inmigrantes, pues al considerados como un riesgo para la seguridad de estadounidense serían enviados a Libia sin importar en lo mínimo que no conozcan una sola palabra en árabe.

El compromiso asumido por el presidente Donald Trump para erradicar el fenómeno migratorio está alcanzado niveles sin precedentes.

Más que deportar a extranjeros carentes de estatus legal, la actual administración federal prácticamente pretende castigarlos por haber exhibido la debilidad de las fronteras estadounidenses al ingresar sin la documentación correspondiente y por ello tiene proyectado enviarlos a países del Continente Africano en calidad de detenidos.

De hecho, la cadena de televisión CBS News, cita a dos funcionarios estadounidenses quienes, bajo condición de no revelar su identidad, coinciden en señalar que en los próximos días varios grupos de inmigrantes detenidos por agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) serán enviados en aviones de ejército a Libia, nación que experimenta una compleja agitación política y social.

Por extraño que suene, esta nación árabe ubicada en el norte de África parece haber sellado un compromiso con las autoridades estadounidenses a cambio de recibir una ayuda financiera parecida a que le fue asignada a El Salvadorpara permitir encarcelar a inmigrantes en una prisión de máxima seguridad destinada a terroristas.

Al igual que en la nación centroamericana, existen denuncias de organizaciones no gubernamentales relacionadas con la violación de derechos humanos en Libia, lo cual también se está pasando por alto.

Incluso, el Departamento de Estado (DHS) mantiene vigente una alerta de viaje de nivel 4 para Libia, advirtiéndole a los ciudadanos estadounidenses evitar en lo posible viajar allí debido a “crimen, terrorismo, minas terrestres sin explotar, disturbios civiles, secuestros y conflictos armados”.

A pesar de todos estos problemas, la nación africana que logró su independencia en 1951 podría convertirse en el nuevo hogar de inmigrantes cuyo delito consistió en tratar de acceder a una vida mejor a la que tenían en sus países de origen.

Otras naciones africanas con los cuales Marco Rubio, secretario de Estado, sostiene conversaciones para convencerlos de asumir el rol de terceros países son: Ruanda y Angola, Benin, Eswatini.