Los palestinos batallaban el sábado para huir de las zonas de Gaza que eran impactadas por las fuerzas militares israelíes, al tiempo que hacían frente a una creciente crisis de agua y una escasez de medicamentos, previo a una anticipada ofensiva terrestre una semana después del sangriento ataque de Hamas contra Israel.

Israel renovó sus llamamientos en las redes sociales y en panfletos lanzados desde el aire para que los residentes de Gaza se trasladaran al sur, mientras Hamas instaba a la población a permanecer en sus hogares. La ONU y los grupos de ayuda han afirmado que un éxodo tan rápido causaría un sufrimiento humano incalculable.

La directiva de evacuación abarca un área de 1,1 millones de habitantes, aproximadamente la mitad de la población del territorio. El ejército israelí dijo que “cientos de miles” de palestinos ya habían hecho caso a la advertencia y se habían dirigido al sur. Dio a los palestinos un plazo de seis horas que finalizó el sábado por la tarde para viajar con seguridad dentro de Gaza por dos rutas principales.

Una semana después del ataque de Hamas, Israel seguía trabajando para determinar las víctimas. Con la aprobación especial de los rabinos, los trabajadores de una base militar en el centro de Israel continuaron la agotadora tarea de identificar los cadáveres de los israelíes y extranjeros muertos, en su mayoría civiles. Normalmente, el trabajo se interrumpe el sábado, el sabbat judío.