Una multitudinaria y ruidosa marcha de mineros congestionó el lunes las calles del centro de La Paz mientras se realizaban protestas en otras ciudades de Bolivia durante el primer día de un paro obrero para rechazar la eliminación del subsidio a los combustibles establecida por el nuevo gobierno del presidente Rodrigo Paz.

La policía cercó los ingresos a la plaza central donde está el Palacio de Gobierno en La Paz para impedir el ingreso de manifestantes. En la vecina ciudad de El Alto, juntas vecinales mantenían cortadas algunas avenidas y había cortes carreteros en rutas de seis de las nueve regiones, según la Administradora de Carreteras.

“Estamos en las calles en una lucha que va a continuar hasta derogar ese decreto que elimina la subvención”, dijo Andrés Paye, dirigente minero a la prensa. “Este gobierno aprueba normas para favorecer a los empresarios y castigar a los pobres”, agregó.

Sindicatos afines al expresidente Evo Morales (2006-2019) protagonizaban, mientras tanto, una masiva marcha en Cochabamba, la tercera ciudad del país andino y mantenían cortada dos rutas troncales en el oriente.

Aparte de esas protestas, el paro general —que fue convocado por la Central Obrera Boliviana (COB)— no había tenido aparentemente un impacto total en su primera jornada.

El gobierno pudo cerrar acuerdos el fin de semana con la mayoría de los sindicatos del transporte, por lo que desactivó la protesta y abrió negociaciones con otros sectores. El transporte era normal en La Paz, aunque en el sector urbano en Santa Cruz, la más poblada en el oriente, era escaso.

“No hay paro, los transportistas trabajaremos en servicio del pueblo”, dijo a la prensa Lucio Gómez, dirigente del gremio tras la reunión con autoridades.

Luis Paco, otro dirigente sindical, señaló a la prensa que “sabíamos que en algún momento iba a terminar la subvención, no era el momento, no se concertó el ajuste, pero era inevitable”.